Los jardínes verticales surgieron de la mente de un botánico francés de nombre Patrick Blanc, que tuvo esta genial idea después de una minuciosa observación del medio ambiente, especialmente de áreas tropicales.
¿Cómo se hace un jardín vertical?
Los jardines verticales se componen de tres elementos:
1. Una estructura metálica que sirve de esqueleto.
2. Un panel de soporte que le da rigidez e impermeabilidad.
3. Una capa de irrigación que distribuye el agua y los nutrientes necesarios para todas las plantas.
La clave para que las raíces de los jardínes verticales no dañen las paredes en las que crecen es el riego constante, que las mantiene ligeras.
Ventajas de tener un jardín vertical
En primer lugar se encuentra el innegable aprovechamiento del espacio, ya que para tener un jardín vertical no es necesario un gran terreno. Además un jardín vertical le da un realce estético al edificio, fachada o muro en que se establezca.
Pero eso no es todo; al mismo tiempo, los jardínes verticales constituyen una barrera aisladora y térmica para el edificio: durante las épocas de frío mantiene el calor interno, y en verano actúa como un sistema refrescante natural.
Otro de los beneficios de los jardínes verticales es el de la purificación del aire, tanto que llegan a considerarse arquitectura de conciencia ecológica o eco-arte.
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